lunes, 12 de julio de 2010

Marketing en las redes sociales

Hablemos de un chico que tiene 19 años. Estudia en una escuela preparatoria de clase media. Está inmerso en la tecnología, de hecho no hay nada que no pueda hacer a través de su celular, comparte la tarea a través de él, se pone al día sobre lo ocurrido con sus amigos del pasado fin de semana, comparte sus impresiones del concierto de música en tan sólo 256 caracteres, agenda la próxima salida y manda un saludo a su madre que está en otra parte del país.

¿Su nombre? Takumi, él vive en Japón. Si por un momento pensaste que estaba hablando de algún chico llamado Luis de México o Monterrey también estás en lo cierto. La tecnología hoy más que nunca nos permite a los mercadólogos un fenómeno muy curioso: volver a la estandarización.

En los años 80 vivíamos una época donde el liderazgo lo ostentaban ciertas y muy pocas marcas – si es que en algunos casos una sola – en diversas categorías: sólo había un solo refresco, una marca de pantalones, una computadora, en fin. En esta década se dieron los nacimientos de muchas marcas que hoy son globales y hegemónicas, bajo el estandarte de: la personalización.

Sin embargo los mercados, como ciclos de tendencias que vienen y van constantemente, poco a poco se hicieron globales. Las economías en escala fueron recurrentes, y los niveles de distribución se volvieron más exigentes y puntuales: surtir a todo el orbe y las expectativas de los consumidores únicas: tener lo que hoy está de moda.

Y la tecnología ha permitido todo ello, hoy hablamos de Facebook, que realmente no es la única fuente de información, nos queda claro, pero goza de una enorme predilección porque es la “más popular”, es la que todos utilizan, es la herramienta que todos conocen.

Y es justo el punto al cual quiero llegar con esta reflexión, compartir información, enviar saludos, mandar fotos de nuestras vacaciones, decirle a alguien cómo estoy, qué siento, qué pienso, qué opinión tengo, en fin son cosas que ya hacíamos miles de personas, mucho antes del Facebook, antes del twitter, antes del Myspace.

¿Qué hizo la diferencia? Integrar todas estas soluciones o satisfactores bajo una marca, fácil de recordar, sencilla de operar, completamente intuitiva y muy flexible a lo que siempre quisimos hacer: compartir lo que yo hago y voy a hacer con todos los que me rodean.

Ya no importa el medio: computadora, celular, puede ser Takumi en Japón o Luis en Monterrey. Ambos son consumidores de las mismas marcas y utilizan hoy las mismas herramientas, hasta el próximo invento que los una nuevamente: de forma fácil de recordar, sencilla de operar, completamente intuitiva y muy flexible a lo que ellos deseen en el futuro cercano. Este es el reto de los mercadólogos en la era de las redes sociales. O ¿tú qué piensas?


La vida es en sí un experimento...

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