jueves, 24 de febrero de 2005

Nunca Jamás

Una de las cosas características de las historias es que te permiten soñar. Te permiten ser, te dejan imaginarte dentro de un mundo diferente, te sacan de tu realidad y te transportan a una ideal. Soñar, me encanta soñar.

Soñar despierto, como reza una canción de Emanuel, soñar, simplemente soñar. No hace mucho, para ser más precisos el pasado fin de semana, vi la película Finding Neverland, que narra la historia de James Matthew Barrie, él fue quien escribió el cuento por todos conocido de Peter Pan.

Esta película, según dice al inicio de la misma, fue realizada basada en hechos reales. Y no lo dudaría ni por un segundo. Cada instante, cada experiencia y cada hecho que ocurre en la vida del escritor, le permite capturar una pieza de un rompecabezas y al final tener un cuadro completo. Así ocurre nuestra vida, cada cosa que vivimos nos permite contruir algo más grande aun.

El soñar no está desligado de la mercadotecnia, ni de los negocios. Es más, cualquiera que sienta curiosidad podrá descubrir que las grandes empresas, aquellas que son globales tienen historias y en su mayoría son acerca de una persona que luchó, empujó, contruyó y logró un sueño. Estas empresas se dedican a fomentar esta historia.

Y si nos vamos a las empresas pequeñas ocurre lo mismo, Tortas Hipocampo por ejemplo, tiene su historia, se dice que al inicio el fundador vendía tortas en una bicicleta y fue tanto su éxito que logro formar toda una cadena comercial.

Las historias enriquecen, hacen que crezcas, te permiten soñar y sobre todo te hacen formar en tu mente un objetivo. Así que con su permisito, yo me voy a echar una siestecita... y a soñar.

La vida es en sí un experimento...
Mauricio Martínez R.
mau_76@hotmail.com

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