viernes, 31 de diciembre de 2004

Una personalidad como ninguna

Saben qué tiene de especial el comprar un disco, una película o ver una serie vieja en la televisión. Que las tres cosas tienen en común que sirven para atravesar la barrera del tiempo y trasportarnos al pasado.



No hace mucho una amiga me contó que fue al concierto de The Cure. Al mismo al cuál yo había criticado severamente en una reunión de amigos. Ese día me gané las malas caras de muchos al decir que su vocalista no tenía vergüenza de venir y pintarse aparentando tener 20 años y hoy tiene el triple de esa edad y también el triple de peso. A esa amiga le pareció un evento fantástico. Lloró.



Y lloró no porque las canciones fueran sublimes - aunque se debe de reconocer el talento, aun 40 años y 40 kilos después - ella lloró por que las canciones le recordaron su prejuventud. En sus tiempos de gloria cuando estaba en la prepa y tuvo sus momentos más felices: conoció a sus mejores amigas, amigos e incluso el amor de su vida.



En este día del año - último por cierto - por mi parte quiero dedicar esta reflexión a un personaje que sin duda llena el mundo de recuerdos, en el cuál estoy seguro, todo mundo sabe y tiene pleno conocimiento de ello.



Es importante porque este año lo redescubrí. Puse sus canciones - es un cantautor - y al igual que mi amiga... lloré. Su nombre es Francisco Gabilondo Soler. Ya lo conocen. O si les resulta más fácil, su nombre corto es Cri-Cri.



Francisco Gabilondo Soler nació el 6 de octubre de 1907, no fue hasta el 15 de octubre de 1934 que se empezó a llamar Cri Crí. Cuando cumplió 30,385 días de edad, optó por irse a vivir definitivamente al País de los Sueños el 14 de diciembre de 1990.



Sin embargo invito a cualquiera que sienta la curiosidad de revivir su niñez y escuche sus canciones. Son una muestra de pureza, inspiración, de una fuerza creativa inigualable. La instrumentación, los arreglos, las letras, en fin. Estoy seguro sin temor a equivocarme, que no ha habido en México un compositor más escuchado por tantas generaciones como Gabilondo.



Francisco Gabilondo Soler, gracias por haberme dado los mejores recuerdos de mi vida.



La vida es en sí un experimento...

Mauricio Martínez R.

mau_76@hotmail.com



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